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20 de septiembre de 2016

PEDALES DE TOURMALET - ETAPA 2 DE 4 - De Lourdes a Sainte Marie de Campan

Tras haber descansado bastante bien la noche del sábado, amanecimos el domingo llenos de energía, sobre todo por lo relajado de la primera etapa, sabiendo que hoy la cosa cambiaba. Tanto Rubén como yo teníamos la sensación de que si bien sobre el papel las etapas duras serían la tercera y cuarta, la segunda podría ser perfectamente la tapada de la prueba...y casi no nos equivocamos.

La segunda etapa une la localidad de Lourdes con Sainte Marie de Campan a la que habremos de llegar a través de dos ascensiones que atraviesan sendos valles.


La segunda etapa ya no era una etapa de transición. Ambos sabíamos que dos, quizá tres ascensiones por estos valles y puertos no son precisamente moco de pavo y el perfil de la ruta no auguraba un día precisamente fácil.

En nuestras cabezas llevábamos el track perfectamente almacenado. Una primera subida más técnica, con quizá un menor desnivel total pero con un cresteo que parecía bastante duro. Una primera bajada trepidante para enlazar enseguida con una segunda subida más continua y con mayor desnivel que termina con un descenso rápido hacia Bagnères de Bigorre, localidad a la que teníamos pensado llegar a la hora de comer ya que desde allí hasta Sainte Marie de Campan "sólo" faltaría 12 km en principio fáciles y por carretera.

La realidad no fue muy diferente....o si?

A las 8:30 de la mañana salíamos del hotel "La Solitude" de Lourdes para iniciar la segunda etapa de nuestra aventura. Foto en la puerta del hotel y...¡¡a pedalear!!

Tempranito a dar pedales!

La salida de Lourdes se hace atravesando la localidad de este a oeste hasta enlazar con un nuevo carril bici del tipo vía verde. Ambos sabíamos que los primeros 8 kilómetros eran básicamente llanos (¡y lo bien que me viene eso a mi!). Esos primeros 8 kilómetros sirven para abandonar Lourdes y dirigirse hacia el este a buscar lo que Rubén y yo denominamos "la campiña". Un valle muy abierto plagado de granjas y plantaciones sobre todo de maíz.

La ruta transita por una vereda que en ocasiones se convierte en sendero que linda con la parte baja de un bosque. Es más, si no se tiene cuidado con los desvíos que traza la ruta, es bastante fácil tomar la senda equivocada e introducirse en dicho bosque tal y como nos pasó en alguna ocasión.



Más o menos en el kilómetro 8 de la ruta se alcanza el pueblo de Arcizac-ez-Angles donde el track hace un giro de casi 90 grados en dirección a la montaña. Pocos centenares de metros después del pueblo llegamos al castillo-fortaleza des Angles. Su torre se alza en medio de lo que seguimos denominando "la campiña". Eso sí, el relax de los primeros kilómetros llanos se termina radicalmente y la visión de la torre del castillo coincide con un pronunciado giro a la izquierda que ya muestra su considerable desnivel.

Arcizac-ez-Angles

Castillo fortaleza des Angles

Inicio de la subida

Desde este momento y durante unos 8 kilómetros más, el camino no hace más que ascender por la ladera de una montaña que se alza sobre un precioso valle. Al principio por camino en buen estado, en el interior de un bonito bosque, después por un camino/sendero cubierto de hierba (lo que nosotros conocemos como terreno tipo velcro) pero que no es especialmente complicado de ciclar. No sé si es por la belleza del entorno, pero a mi la subida se me hizo muy llevadera. El valle, allí abajo, y las montañas que lo rodean tienen un aire peculiar y es que según ascendemos desaparecen los árboles (especialmente después de superar una cancela), y el bosque desaparece, pero el monte no se queda pelado, sino que está recubierto por un manto de helechos. Una curiosidad que nunca había visto, un monte cubierto por helechos con ningún tipo de árbol que les dé sombra...tal es la humedad que hay en el ambiente.


Rubén y yo estábamos felices. El entorno era espléndido, la subida no era especialmente penosa y el olor a humedad típico de los Pirineos nos envolvía por completo. Además el tiempo era perfecto. Era primera hora de la mañana, hacía fresquete, pero en el cielo no había ni una sola nube; ideal para montar en bici.







Éste tramo casi idílico entre helechos sin árboles termina en una cancela desde la que se extiende una buena rampa de subida hasta coronar esta primera parte de la subida. Ésta primera parte coincide con el fin de camino/sendero y el cambio a asfalto. Y es que el track nos lleva hasta el pequeño pueblo de Arrodets-ez-Angles, pueblo que nos llama la atención por estar situado en un mirador privilegiado hacia los Altos Pirineos. Por estas latitudes la tranquilidad se puede casi tocar. Casas preciosas, gentes cuidando de su ganado y sus campos, un olor magnífico y el sonido de un motorcillo que provenía de una segadora...eso era todo...eso sí, acompañado todo ello por un impresionante paisaje.

La salida de Arrodets por carretera y casi en bajada, nos lleva a una nueva subida bastante pestosilla (cerca de un 12-13%), con el terreno lleno de hierba (que esta vez sí que nos dificultaba dar pedales). La subida termina en un bonito mirador donde una piedra decorada nos indica en cada dirección qué es lo que podemos ver...y...allí estaba, a lo lejos, se veía, el Pic du Midi de Bigorre...nuestro destino para la próxima jornada, en su falda, el alto de Tourmalet, y en su cima sus típicas antenas....ya lo veíamos!!!.

Una vez salimos de la zona del mirador llegamos a lo que después vimos que se llamaba el col de la Croix Blanche (El puerto de la cruz blanca), donde se sitúan una Cruz y un cartel con su leyenda (cartel que no entendimos, está en francés).

Del puerto de la cruz blanca aún nos quedaba más por subir, y es que en vez de ir por carretera hasta la cota más alta de la primera subida, la organización decidió que lo mejor era tirar por una especie de cortafuegos que casi en su totalidad tuvimos que subir a pié.

Rubén señalando el Pic du Midi

Tras alcanzar la cota más alta de la primera subida, sabíamos que nos tocaba crestear, y sabíamos que en ese cresteo teníamos un par de subidas bastante fuertes. Tras coronar la primera vez, el track nos lleva por carretera y en bajada durante un kilómetro y medio más o menos hasta una especie de pueblo/aldea que se llama Germs-sur-l'Oussouet donde de nuevo el camino empieza a subir; una buena subida por asfalto que durante más o menos un kilómetro y medio nos vuelve a dejar en la parte alta del cresteo.

Un giro a la izquierda a la altura de una granja nos lleva a una nueva bajada que casi nos introduce en el interior del valle y desde la que se adivina donde se encuentra la siguiente (y última) subida del cresteo. Y dicho y hecho, la última subida sí que nos deja en la parte alta del monte y con la visión del siguiente valle, el valle de l'Oussouet que toma su nombre del río que lo atraviesa.

Cuando creíamos que la bajada iba a ser todo disfrute y diversión, nos dimos cuenta de que el track nos adentraba en una zona llena de zarzas para buscar un senderito estrecho y complicado en el que no tuvimos más remedio que echar el pié a tierra. Y es que la entrada del sendero es complicada y aún todavía me pregunto si entramos por el lado correcto puesto que no nos parecía ni medio normal que el track fuera por medio de un zarzal.




El resto de la bajada no fue menos penosa. Tan sólo pudimos bajar encima de la bici unos pocos tramos, y es que el track no iba por ningún sendero definido, sobre todo en la parte final de la bajada, y hasta nos tocó saltar alambradas...¿nos equivocamos en algún punto?...yo, sinceramente, creo que no.

Una vez en el fondo del valle, y a la entrada de la localidad de Soulagnets, al lado del río L'Oussouet paramos a tomar un pequeño bocata de Nutela y un plátano puesto que sabíamos que nos esperaba la subida realmente dura de la jornada.

Tras avituallar, nos subimos en la bici, y tras atravesar el pequeño pueblo, la carretera se empinó de forma considerable. Sabíamos que la subida iba a ser toda por asfalto, pero no sabíamos de su dureza. No sé si fue por el calor o por la rampa continua de más del 10-12% que la subida se me empezaba a atragantar. Afortunadamente una fuente con un agua deliciosa a más o menos kilómetro y medio o dos kilómetros del inicio de la subida, nos refrescó y pudimos rellenar nuestras Camel.

Soulagnets

Bendita fuente

Un 10-12% continuo

Al poco ya estábamos a la misma altura que la montaña del otro lado del valle de la que veníamos. Ya habíamos subido todo lo que habíamos bajado.

4 kilómetros después de empezar la subida, una larga recta de unos 600-700 metros y un desnivel cercano al 12-13% nos deja en el final de la primera parte de la subida, más concretamente en el Rond-point d'Esquiou. Acompañados de cazadores que se apostaban a la vera de la carretera la subida se hizo quizá más llevadera: nos miraban, les mirábamos y acertábamos a soltar un "bonjour" que todos contestaban, algunos con un gesto un tanto contrariado.

La primera parte (por carretera), de ésta segunda ascensión, nos deja en un segundo tramo más pestoso si cabe. Ya no hay carretera, hay una especie de pista rota, a veces de tierra, otras de hierba y siempre subiendo y siempre acompañados de cazadores apostados al margen que corresponde con el GR-78 que ya no abandonaríamos hasta Bagnères de Bigorre. Eso sí, ante nosotros se abre un nuevo valle, el valle de Campan en el que se enclava la subida al col du Tourmalet.

Zona alta antes de entrar al valle de Campan
Afortunadamente, unos pocos kilómetros más adelante (concretamente 3 kilómetros), el track nos introduce en un precioso hayedo donde ya la pendiente disminuye considerablemente y también la temperatura, y es que hasta entonces habíamos estado rodando a pleno sol y la sombra de las hayas se agradecía, y mucho!.




La salida del hayedo por el GR78 nos lleva a un precioso single-track que salvo en un par de puntos que tuvimos que bajarnos de la bici, nos lleva en bajada divertida y vertiginosa hasta Bagnères de Bigorre. Realmente esta bajada nos puso la sonrisa en la cara que nos había quitado la bajada anterior. Lo disfrutamos, lo pasamos genial, sobre todo sabiendo (o eso creíamos), que ya no nos quedaba nada para terminar.


Rubén "negociando" el GR78
Tras el primer tramo de senderito estrecho, el track se introduce en un (de nuevo) precioso hayedo), que aunque corto, nos divierte muchísimo antes de entrar en Bagnères. Dada la hora que era (las 14:30), decidimos que ése era el mejor sitio para comer, ya que los 12 km por carretera que nos separaban (o eso creíamos) de nuestro hotel) se nos hacían muchos para ir con el estómago vacío.

Así pues, no sin dificultad (mira que cierran pronto las cocinas en Francia), encontramos un sitio dodne disfrutar de un buen plato de pasta y ensalada.



Tras la comida, de nuevo a la bici!!!. La salida de Bagnères de Bigorre se hace atravesando un pequeño carril bici que se desvía en un momento dado para retomar el GR78. El GR se introduce de nuevo en el bosque y mediante un par de rampitas que ponen a tono nuestras piernas ya frías, nos vuelve a dejar en la parte baja del valle, justo en la carretera que conduce primero a Campan y después a Sainte Marie de Campan. 

Sabíamos que teníamos que recorrer 12 km hasta nuestro hotel, pero no conocíamos su ubicación exacta. Aún así tiramos carretera arriba (porque era una subida tendida a un 3-4% de desnivel, de esos que van machacándote poco a poco).

Kilómetro a kilómetro llegamos hasta la localidad de Campan observando por una parte cómo sobrevolaban y aterrizaban un par de parapentes y por otra una de las cosas típicas de esta zona del valle; muñecos casi de tamaño real situados en casi todos los lugares: terrazas, soportales, puertas de acceso, como si fueran espantapájaros, subidos en bicis, en coches...una cosa curiosa de las gentes de aquí.

Llegada a Campan




Curiosos muñecos por doquier

Desde Campan hasta Sainte Marie de Campan hay unos 6 kilómetros. 6 kilómetros que se me hicieron eternos y que aún no sé porqué (quizá por lo que me asusta pedalear tanto rato por una carretera apenas sin arcén) me engorilaron y me fundieron literalmente. A Sainte Marie llegué prácticamente exhausto...y aún no sé qué sentido tuvo ni porqué...cosas que pasan.

Pero todavía nos faltaba encontrar nuestro hotel. Y no fue tarea fácil. Las notas que nos había dado Dennis decían que teníamos que subir por la carretera del puerto (de Tourmalet) unos 500 metros hasta una gasolinera y luego salir hacia la izquierda a buscar un puente que cruzaba el río. Pues bien, habíamos recorrido ya más de 4 kilómetros y no había ni rastro de la gasolinera. Yo vi un cartel con un nombre idéntico al de nuestro hotel y allá que fuimos a buscarlo, pero más de tres cuartos de hora después y yendo pista abajo y pista arriba no éramos capaces de encontrar el alojamiento.

Finalmente, después de preguntar y repreguntar a los paisanos de la zona, conseguimos llegar hasta nuestro hotel (Maison Hoursentut) y por lo que pudimos comprobar, la gasolinera no estaba a 500 metros de Sainte Marie, sino a 5 km, con lo que cuando nos desviamos, aún no habíamos llegado a alcanzarla...los 12 km desde Bagnéres se habían convertido en unos cuantos más...

El caso es que por fin, aproximadamente a las 17:00 de la tarde, terminamos la segunda etapa que se hizo más dura de lo que nosotros pensábamos ya que al final en vez de dos tuvimos que hacer tres subidas (una no contábamos con ella), y de paso nos hicimos parte de la subida de la tercera etapa.

Eso sí, la Maison Hoursentut es una delicia de sitio. Al lado del río, sin más que el ruido del agua, en el centro del valle y rodeado de montaña por todos los lados. Unas instalaciones geniales donde nos trataron estupendamente y nos dieron de cenar magníficamente bien.



Maison Hoursentut
El perfil de la segunda etapa lo podéis ver aquí:




El track de la ruta es éste:


Y el enlace de la etaopa en wikiloc es éste otro:

http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=14748247


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