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21 de octubre de 2015

Las Cárcavas del Pontón de la Oliva

Hace ya tiempo que tengo intención de hacer dos rutas a pie, una es la subida al Ocejón y otra es caminar por el castañar de El Tiemblo. La primera no la he hecho nunca y es una asignatura pendiente que trataré de aporbar en no mucho tiempo y si las condiciones meteorológiccas me lo permiten. La segunda la he hecho ya alguna vez en bici y me encantaría ir a caminar por allí en esta época, en otoño, pero justo cuando tenía intención de ir, la salud no me lo permitió.


El pasado domingo 18 de octubre hice la intención de ir con Carmen (mi peque de 10 años), y con Teru a dar un buen paseo por el castañar, pero últimamente parece que los hados no me acompañan y la previsión meteorológica era bastante desfavorable. Así pues, y como no tenía ganas de quedarme en casa, les dije a las chicas que si querían, podíamos cambiar de destino y tirar hacia el este en vez de al oeste en busca de una climatología más favorable. De esta forma se me vino a la cabeza la zona del Pontón de la Oliva y mi querido río Lozoya.




Estuve barajando la posibilidad de ir desde el Pontón hacia la presa de la Parra, pero la distancia me echaba un poco para atrás, no en vano, no es lo mismo planear una ruta cuando sabes que va una personita de 10 años. Como lo que no quería era recorrer demasiada distancia, pensé que ir hacia Alpedrete de la Sierra también añadía una cantidad de kilómetros que a Carmen podría cansarle, así que estuve buceando por wikiloc y ví la posibilidad de acercarnos a las Cárcavas, un paisaje maravilloso y no demasiado lejos.

La idea era, en principio hacer esta ruta: Cárcavas del Pontón de la Oliva pero echándole valor y pensando que la bajada del final podría tener una cierta dificultad debido a lo embarrado del terreno por las lluvias de la noche anterior, decidí que aunque nos costara más, la haríamos en entido contrario. Así, de esta manera, si llegando a las cárcavas nos lloviera o nos pudiera el cansancio, siempre podríamos darnos la vuelta sin tener que hacer la primera parte que, como se ve, tiene mucho recorrido por las pistas del Canal de Ysabel II.




Así, con todos estos ingredientes, poco antes de las 10:00 de la mañana llegábamos al aparcamiento de la presa del Pontón de la Oliva.

La presa del Pontón es una magnífica y fallida obra de ingeniería cuya misión era, allá por 1850, embalsar el agua del río Lozoya y capturarla para conducirla hacia los diferentes depósitos que se habían construído en Madrid por una canalización (nuestro querido Canal de Ysabel II) de cerca de 70 kilómetros de longitud.

El problema fue que a mediados del siglo XIX no había costumbre de hacer estudios geológicos y la ubicación de la presa no pudo haber sido escogida de una forma más desafortunada. La roca caliza no es precisamente el mejor sitio donde construir una presa ya que los sistemas kársticos que es como se denominan las formaciones de cuevas y depósitos de agua no retienen el agua, sino que ésta se filtra a través de ellos. Y ésto fue lo sucedido con la presa del Pontón de la Oliva, que no era capaz de retener el agua del Lozoya como los ingenieros habían previsto y sus continuas filtracionesy pérdidas de agua dejaron de asegurar el caudal necesario para cubrir las necesidades de un Madrid decimonónico. No fue hasta la construcción de la presa de El Villar que se solucionaron los problemas de abastecimiento de agua a través del Canal.

De todas formas, si queréis saber más sobre la historia que rodea al Canal de Isabel II, no tenéis más que hacer click en éste enlace: Historia del Canal de Isabel II

En definitiva, que tras una breve visita a la presa y dar un pequeño paseo por el camino de las argollas, bajamos hacia la carretera del Canal y seguimos el track buscando el desvío de la pista que nos dejaría en las cercanías del arroyo de la Lastra atravesando un olivar.

Es justo aquí, al poco de abandonar la pista cuando hemos de decidir si subir por el lado derecho del arroyo, casi a troche hacia las cárcavas, o bien ir por el lado izquierdo y recorrer el track de forma que dejáramos las cárcavas y la bajada vertiginosa para el final. Como tenía pensado, decidimos que haríamos la subida al cerro al principio, sufriríamos la empinada (y embarrada) subida, y que si al llegar a las cárcavas nos llovía, pues nos dábamos la vuelta y santas pascuas.




La subida desde el arroyo de la Lastra es bastante costosa. Por tramos tiene una considerable inclinación que se vence echando el bastón adelante, apoyándose en él, descansando cuandio falta el resuello y dando pasitos cortos pero seguros (es lo que siempre le digo a Carmen en estas circunstancias).

Tras un ratito subiendo, y en el llano que precede a la última subida, aparecen ante nosotros las cárcavas. ¡¡Qué paisaje más curioso!!. Sin pensarlo demasiado, tiramos hacia arriba para disfrutarlas en toda su extensión.



Las cárcavas se forman por la erosión del agua sobre materiales blandos, principalmente arenas y conglomerados. Éste agua excava profundos surcos sobre estos sedimentos. El paisaje resultante es de una belleza singular y muy, muy curiosa.







Tras hacer mil fotos y descansar tomando unas uvas, continuamos la marcha por la parte alta de las cárcavas. El resto de la ruta es mucho más relajada. Nos lo tomamos con alegría, caminando por una pista fácil repleta de jaras y de líquenes que poc a poco se abre para msotrarnos un paisaje muy bonito del valle del Lozoya hacia el oeste y de los pueblos de Alpedrete de la Sierra y Valdepeñas de la Sierra hacia el norte y oeste respectivamente.




El camino de las jaras nos deja en la pista del Canal de Isabel II que llega a la presa del Pontón desde la localidad de Alpedrete. Aquí teníamos la opción de ir hacia el pueblo, pero como eso sería haber alargado la ruta más de lo que Carmen hubiera querido, continuamos por la pista disfrutando de los paisajes, de un pequeño chiri-miri que nos acabó cayendo y de una frugal comida a base de bocatas de jamón y sandwiches de atún sentandos en las barreras de una de las curvas de la pista del canal.





Caminando despacito y entre bromas, acabamos llegando a un punto en el que nos desviaríamos de nuevo hacia el arroyo de la Lastra abandonando la pista del canal. La verdad es que ésta fue la parte que más me gustó de la ruta (exceptuando las cárcavas), ya que el sendero, que atrviesa un olivar y que coresponde con un tramo del GR-10 es bastante chulo y divertido.






Tras atravesar el sendero, acabamos de nuevo en la pista del canal que nos baja hasta la presa, y de ahí al parking.

Más de 10 kilómetros muy bonitos y entretenidos que cualquiera puede hacer sin problemas.

Queríamos poner la guinda a este día tomando un cafetito en Patones de Arriba, pero es lo que tienen los pueblos de moda, que estaba hasta arriba de coches y nos fue imposible aparcar; así que decidimos que lo mejor era ir hacia el cercano pueblo de Torrelaguna y tomarnos allí, en la plaza de la iglesia un cafetito bien calentito.





El track de la ruta lo puedes ver AQUÍ



2 comentarios:

  1. buena ruta si señor te cojo el track para en alguna ocasion hacerla con mi sra.

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    Respuestas
    1. Peefecto Jesús. Te recomiendo que si lo vas a hacer con ella, busques en wikiloc un track que os lleve por Alpedrete de la Sierra. El mismo día que hice yo ésta Javi Martín estuvo por allí e hizo una rut aparecida pero llegando al pueblo y haciendo casi el 75% de la ruta por senderos. Esta versión que hice yo tiene bastante pista sobre todo de la mitad hacia el final (en el sentido correcto sería al principio).

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