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30 de septiembre de 2015

ESE TERRITORIO LLAMADO OCCITANIA

Unas semanas después de haber acabado con éxito nuestra aventura por los Pirineos completando la Pedales de Occitania, creo que tengo ya distancia temporal suficiente como para poder valorar los maravillosos cuatro días que pasamos mi gran amigo Rubén y yo dando pedales por allí.

Pedales de Occitania es una aventura, un viaje en bicicleta de montaña que trascurre por la cara norte de los Pirineos, más concretamente en lo que fue el antiguo Condado de Cominges y que está enmarcado en un territorio más extenso que se denomina Occitania.



La extensión actual de Occitania incluye todo el Pirineo central francés y parte del español, y una buena parte del noroeste italiano, el Piamonte. Occitania, territorio llamado así desde la baja Edad Media se caracteriza por ser cuna de lenguas romances, de entre las que cabe destacar la lengua de Oc, el lemosín e incluso el aranés (idioma hablado íntegramente en el Valle de Arán).

Occitania se caracteriza por lo cerrado de sus valles, lo que originó que los asentamientos humanos que establecían su hogar en cada uno de ellos evolucionaran, culturalmente hablando, de una forma diferente. Eso explica la diversidad de sus lenguas y de sus costumbres como también explica la aparición de feudos independientes donde un señor feudal, conde o duque se erigía como señor del valle y de su zona de influencia. Con la aparición de las vías de comunicación entre valles (vías de comunicación aún en uso y por las que tuvimos la suerte de ciclar), los feudos empezaron a integrarse debido a la lucha entre los señores, produciéndose condados y ducados mucho más extensos que los originales. Uno de estos condados fue el condado de Cominges (comminges o cominge en francés y occitano respectivamente). El condado de Cominges se extendía por todo el pirineo central francés y parte del pirineo central español, incluyendo en sus dominios el actual Valle de Arán.




Lo cerrado de los valles y lo abrupto de sus montañas caracterizan a un paisaje francamente espectacular, con montes de 2500 metros de altura rodeados por los colosos pirenaicos como el Aneto y el Posets Maladeta. Un espectáculo natural casi indescriptible y que nos regala un sinfín de abetales, hayedos, abedulares, avellanales salpicados de helechos, musgo y líquenes todo ello bañado por innumerables arroyos y ríos de una salvaje belleza difícil de describir. Rocas, estepas, verdor, frescor y frescura, en definitiva, naturaleza en estado puro por la que la mano del hombre ha tratado de construir sus vías de acceso y comunicación. Vías que trascurren por bosques cerrados en los que apenas penetra la luz del día. Caminos que parecen túneles. Caminos que te retrotraen a más de mil años atrás y donde no es difícil imaginar un campesino con un carro cargado de paja y tirado por bueyes mientras un guerrero a caballo o un druida se cruzan con él.



Rubén observando el Vall d'Oueil en Occitania


Pueblos y aldeas poco habitadas, iglesias construidas en lugares casi imposibles que respiran románico por todas sus piedras. Gentes del terruño, sanos, amables, descendientes de pueblos afables acostumbrados a vivir en la penuria nevada del invierno y del fragor de la naturaleza en primavera y verano. Lugares de ensueño, algunos salvajes, otros tranquilos, sin ruidos, donde las noches regalan el espectáculo de poder contemplar un maravilloso cielo estrellado donde incluso se distingue la nebulosa de nuestra vía láctea. Gastronomía por exceso, con sabores de tierra y pasto. Guisos sustanciosos que trasladan a aquellos tiempos de grandes banquetes en la mesa de los señores y el pan y el cocido en la de los humildes.

Estos lugares y estas gentes tuvimos Rubén y yo la oportunidad de vivir y de ciclar, en algunas ocasiones con más pena que gloria y en otras con un sinfín de sensaciones de todo tipo. Nos hemos sentido pequeños, afortunados, alegres, pensativos, a veces con ataques de risa y sin parar de hablar, otras encerrados en nuestros pensamientos. Es que cuatro días dan para mucho.


Perfil de toda la prueba. "Sólo" 227km y más de 600 de desnivel acumulado

Las crónicas de cada una de las etapas las puedes encontrar aquí:






1 comentario:

  1. ya sabia yo que las fotos me iban a poner los dientes muy largos, mas largos que un dia sin pan, me alegro que lo hallais disfrutado y penado a partes iguales, aunque despues solo quedan los recuerdos buenos
    ya estaba hechando en falta la cronica y fotos de este viaje, y es que te estabas currando el blog, grande muy grande

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